Por: Héctor J. Gómez
Crónica: Barack Hussein Obama Jr.
Hijo de un inmigrante africano, abandonado de pequeño. De abuelo y padrastro musulmanes. Siendo protestante, sus primeras letras las hizo en una escuela católica de Indonesia, el país con la mayor población mahometana del mundo. Ni la semejante trayectoria vital, ni sus raíces islámicas y negras han impedido que se haya puesto en la primera fila para llegar a la presidencia de los Estados Unidos. El país entero aun no sale de su asombro. Negros y blancos ilusionados por su discurso de cambio y esperanza lo ubican como posible ganador al sillón presidencial de un país que estuviera gobernado durante 232 años por presidentes blancos. No muchos reparan en que no es del todo negro.
¡No es negro, es mestizo! Si tomamos en cuenta sus orígenes –el ser hijo de madre blanca de Kansas y padre africano, llegado de Kenia para estudiar en los Estados Unidos– sería relevante preguntarnos por qué en vez de especular sobre la posibilidad que vaya a ser el primer Presidente negro, no fuese más bien el primer Presidente mestizo e hijo de inmigrante.
El hoy electo candidato oficial por Partido Demócrata, es el tema del día en todas partes del mundo. El triunfo parecía haber estado cantado hace varias semanas, muy a pesar de la encarnizada batalla que llevara con la dos veces senadora y ex primera dama Hillary Clinton.
Sin duda el carisma y las cualidades oratorias de este hombre de 46 años, fueron algunas de sus principales armas con las que logró atraer a una inmensa cantidad de militantes del Partido Demócrata, los que se han sentido ilusionados con su mensaje de cambio y esperanza, poniéndolo en la primera fila para enfrentar al septogenario republicano John McCain en la batalla para llegar a la Casa Blanca el 4 de noviembre próximo.
Lo asombroso del caso es el surgimiento de la posibilidad de que un presidente negro gobierne un país que por más de 232 años ha permitido a mandatarios de raza blanca el manejo del país. Para completar el estupor, sale a memoria una profecía que el muy recordado presidente John F. Kennedy pronosticara cuarenta años atrás, en la cual preveía un presidente negro para Estados Unidos en cincuenta años.
Pero…
¿Puede realmente un negro llegar a ser Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica?
“Todos los ciudadanos tienen el derecho de elegir y ser elegidos como representantes del Pueblo”. “Todos somos iguales ante la ley, sin que importe razón de sexo, raza, religión, orientación política... ni cualquier otra condición personal o social”. Estas parecen ser dos de algunas máximas que se pregonan en la mayoría de países con regímenes democráticos como Estados Unidos; sin embargo como en muchos de los mismos, éstas terminan siendo determinadas por otros factores a veces no manifiestos.
Es cierto que este ganador y desde ya histórico hombre de rasgos afroamericanos, haya conseguido votos tanto de blancos como negros. Quizás valga adentrase más en cómo es éste identificado:
"Bueno, no soy yo quien lo ha decidido… Mire, yo creo que, en esta sociedad, si uno tiene aspecto de afroamericano, lo tratan como afroamericano." Manifestó el candidato en una entrevista para el programa “60 Minutes” de la CBS.
Sabe que por su apariencia de negro está siendo identificado como tal y esto quizás se deba a que el considerarse como mestizo podría dar la impresión de rechazar su parte negra. Esto se torna determinante, más aun en un país pluriétnico y multicultural como Estados Unidos donde los, hasta entonces, cuatro grupos étnicos (blancos, negros, asiáticos o nativos americanos y del Pacífico) no toleran añadir una rama “multirracial” que permita agrupar al personas como este afroamericano, ya que esta posible reducción de sus integrantes podría traerle al grupo un debilitamiento en el peso influyente que tiene ante la sociedad.
Si nos remontamos en un poco de historia, recordemos que a principios del siglo pasado la famosa ley “one drop rule” (regla de la sola gota) obligaba a considerar como negra a toda persona que tuviese una sola gota de sangre negra. Esta norma parece haber sido el iniciador de esta tendencia que se guarda cual herencia.
A pesar que su estrategia desde el inicio fue trascender la cuestión racial para presentarse más bien como un líder unificador, capaz de eliminar los prejuicios y divisionismos entre diferentes etnias en la sociedad norteamericana, cabe concluir:
Negro, mestizo o –por citar el actual eufemismo con el que se le denomina racialmente– “afro-american” por no decirle “nigger", probablemente; en este gran acontecimiento saltará inevitablemente a escena el, a veces oculto pero siempre presente, racismo; más aun cuando la disputa final se resume a optar por tomar café o leche, por decidir entre Obama o McCain.
Crónica: Barack Hussein Obama Jr.
Hijo de un inmigrante africano, abandonado de pequeño. De abuelo y padrastro musulmanes. Siendo protestante, sus primeras letras las hizo en una escuela católica de Indonesia, el país con la mayor población mahometana del mundo. Ni la semejante trayectoria vital, ni sus raíces islámicas y negras han impedido que se haya puesto en la primera fila para llegar a la presidencia de los Estados Unidos. El país entero aun no sale de su asombro. Negros y blancos ilusionados por su discurso de cambio y esperanza lo ubican como posible ganador al sillón presidencial de un país que estuviera gobernado durante 232 años por presidentes blancos. No muchos reparan en que no es del todo negro.
¡No es negro, es mestizo! Si tomamos en cuenta sus orígenes –el ser hijo de madre blanca de Kansas y padre africano, llegado de Kenia para estudiar en los Estados Unidos– sería relevante preguntarnos por qué en vez de especular sobre la posibilidad que vaya a ser el primer Presidente negro, no fuese más bien el primer Presidente mestizo e hijo de inmigrante.
El hoy electo candidato oficial por Partido Demócrata, es el tema del día en todas partes del mundo. El triunfo parecía haber estado cantado hace varias semanas, muy a pesar de la encarnizada batalla que llevara con la dos veces senadora y ex primera dama Hillary Clinton.
Sin duda el carisma y las cualidades oratorias de este hombre de 46 años, fueron algunas de sus principales armas con las que logró atraer a una inmensa cantidad de militantes del Partido Demócrata, los que se han sentido ilusionados con su mensaje de cambio y esperanza, poniéndolo en la primera fila para enfrentar al septogenario republicano John McCain en la batalla para llegar a la Casa Blanca el 4 de noviembre próximo.
Lo asombroso del caso es el surgimiento de la posibilidad de que un presidente negro gobierne un país que por más de 232 años ha permitido a mandatarios de raza blanca el manejo del país. Para completar el estupor, sale a memoria una profecía que el muy recordado presidente John F. Kennedy pronosticara cuarenta años atrás, en la cual preveía un presidente negro para Estados Unidos en cincuenta años.
Pero…
¿Puede realmente un negro llegar a ser Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica?
“Todos los ciudadanos tienen el derecho de elegir y ser elegidos como representantes del Pueblo”. “Todos somos iguales ante la ley, sin que importe razón de sexo, raza, religión, orientación política... ni cualquier otra condición personal o social”. Estas parecen ser dos de algunas máximas que se pregonan en la mayoría de países con regímenes democráticos como Estados Unidos; sin embargo como en muchos de los mismos, éstas terminan siendo determinadas por otros factores a veces no manifiestos.
Es cierto que este ganador y desde ya histórico hombre de rasgos afroamericanos, haya conseguido votos tanto de blancos como negros. Quizás valga adentrase más en cómo es éste identificado:
"Bueno, no soy yo quien lo ha decidido… Mire, yo creo que, en esta sociedad, si uno tiene aspecto de afroamericano, lo tratan como afroamericano." Manifestó el candidato en una entrevista para el programa “60 Minutes” de la CBS.
Sabe que por su apariencia de negro está siendo identificado como tal y esto quizás se deba a que el considerarse como mestizo podría dar la impresión de rechazar su parte negra. Esto se torna determinante, más aun en un país pluriétnico y multicultural como Estados Unidos donde los, hasta entonces, cuatro grupos étnicos (blancos, negros, asiáticos o nativos americanos y del Pacífico) no toleran añadir una rama “multirracial” que permita agrupar al personas como este afroamericano, ya que esta posible reducción de sus integrantes podría traerle al grupo un debilitamiento en el peso influyente que tiene ante la sociedad.
Si nos remontamos en un poco de historia, recordemos que a principios del siglo pasado la famosa ley “one drop rule” (regla de la sola gota) obligaba a considerar como negra a toda persona que tuviese una sola gota de sangre negra. Esta norma parece haber sido el iniciador de esta tendencia que se guarda cual herencia.
A pesar que su estrategia desde el inicio fue trascender la cuestión racial para presentarse más bien como un líder unificador, capaz de eliminar los prejuicios y divisionismos entre diferentes etnias en la sociedad norteamericana, cabe concluir:
Negro, mestizo o –por citar el actual eufemismo con el que se le denomina racialmente– “afro-american” por no decirle “nigger", probablemente; en este gran acontecimiento saltará inevitablemente a escena el, a veces oculto pero siempre presente, racismo; más aun cuando la disputa final se resume a optar por tomar café o leche, por decidir entre Obama o McCain.

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